Visita de los suegros
Sublimes 9 días en compañía de los padres de Andrés, puro amor, casa cálida, compañía nocturna, chistes y mucha comida.
Una sorpresa más que esperada, un deseo permanente, la visita de los suegros, los queridos suegros.
Es extraño como en compañía tan emocionante, solo pasaba por mi cabeza por qué tengo que ir a trabajar en este lugar, que no me llena, no me quieren y no me hace rica, o quizás mas que eso, por qué aun no tengo LA idea que me va a llevar por el camino de la satisfacción profesional.
Es extraño que Andrés y yo compartamos el mismo sentimiento y deseo de libertad, de emprender...
Entre días divinos llego el noveno día, el de partir, otra vez unos cuantos meses sin verlos, sin olerlos, sentirlos y escucharlos que no sea a través de la bocina del teléfono parece mentira que hayan pasado ya más de 1 año desde que no veo a los míos.
El 19.02.20 llore en la mañana porque no quería que estuvieran lejos, también llore internamente de camino al aeropuerto, aguante ese nudo en el abrazo de despedida, por supuesto llore de camino a la casa y un poco antes de dormir, no sentí la de Andrés pero se que también estaba triste.
Volví a sentir la complicidad de pareja, nuestra dependencia, unión y único familiar de carne y hueso a mi lado, volvimos a ser solo los dos, entregándonos y recibiendo amor del tamaño de todos esos que están lejos
Hermosa visita, que queda grabada en mi corazón como días felices y de crecimiento como todo lo que pasa.
Gracias por visitarnos
Una sorpresa más que esperada, un deseo permanente, la visita de los suegros, los queridos suegros.
Es extraño como en compañía tan emocionante, solo pasaba por mi cabeza por qué tengo que ir a trabajar en este lugar, que no me llena, no me quieren y no me hace rica, o quizás mas que eso, por qué aun no tengo LA idea que me va a llevar por el camino de la satisfacción profesional.
Es extraño que Andrés y yo compartamos el mismo sentimiento y deseo de libertad, de emprender...
Entre días divinos llego el noveno día, el de partir, otra vez unos cuantos meses sin verlos, sin olerlos, sentirlos y escucharlos que no sea a través de la bocina del teléfono parece mentira que hayan pasado ya más de 1 año desde que no veo a los míos.
El 19.02.20 llore en la mañana porque no quería que estuvieran lejos, también llore internamente de camino al aeropuerto, aguante ese nudo en el abrazo de despedida, por supuesto llore de camino a la casa y un poco antes de dormir, no sentí la de Andrés pero se que también estaba triste.
Volví a sentir la complicidad de pareja, nuestra dependencia, unión y único familiar de carne y hueso a mi lado, volvimos a ser solo los dos, entregándonos y recibiendo amor del tamaño de todos esos que están lejos
Hermosa visita, que queda grabada en mi corazón como días felices y de crecimiento como todo lo que pasa.
Gracias por visitarnos
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